Para sentir no hay que pedir permiso...
Hay limpiezas y limpiezas... algunas que parecen terminar
cuando no ves una mota de polvo sobre los estantes, los libros alineados como
si no se tocaran, la ropa en los cajones ordenados por tonalidades, un nuevo
aroma en la casa, como si recién te mudaras. Pero hay otras que empiezan como
un huracán y dejan todo patas arriba por días y no tenés idea como terminan… son esas en las que buceas al pasado y encontrás
entre líneas escritas en hojas amarillas un yo de otros tiempos y te preguntas
que pasó con todo eso… donde quedó todo eso que eras capaz de sentir y te das
cuenta que es uno mismo quien se cuenta las historias y se permite ir quitando ingredientes
y se conforma… porque en definitiva para
sentir no hay que pedir permiso. En todo caso buscar el espacio que permita fluir. Y parte del orden, es poner cada cosa en
lugares donde puedan ser valoradas, de nada sirve tener algo bonito encerrado
en un sótano, ni pretender encajar algo donde no entra… ni estar rodeada de objetos
que no tienen arreglo por lo que pudieron haber sido alguna vez. Pero para que todo
esté en orden realmente es preciso clasificar los papeles y no siempre está
claro que papel cumple que función y no deberían escribirse poemas en el mismo
cuaderno donde se llevan las cuentas… Y vale preguntarse qué estás reteniendo
realmente y porque no dejar ir lo que no puede ser parte del decorado de la
vida que querés y aún cuando todo indica que algo no está alineado a este tiempo,
a tus valores actuales, seguís buscando razones para conservarlo… ¿y todavía no
entendés porque tu vida es un desorden?
Todo es una metáfora, nada es lo que parece, sin embargo,
todo lo que parece suele tener algo que ver con lo que es. Un objeto que ya no
es funcional, ocupa espacio, bloquea la energía. Una planta marchita no oxigena
el ambiente, los vínculos que no crecen, se estancan y lo que se estanca, se
pudre. Como todo lo que uno se guarda dentro. Un ser humano que ve la vida a
los 40 como a los 20 no aprendió nada, pero si el resultado de aprender es
dejar de sentir, o te estás mintiendo o algo va mal.
Todo eso que tenés miedo de soltar le esta quitando espacio
a lo que te gustaría recibir.
y en el momento en que todo parece derrumbarse es justo cuando estás listo para construir algo nuevo, y la única forma de no cometer los mismos errores es asegurarse esta vez, de que lo que vas a conservar no es lo mucho sino lo que tiene significado, lo que de alguna forma enriquece tu vida y merece un espacio en ella.
Una tregua, un camino y que las respuestas sean decisiones.

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