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Mostrando las entradas etiquetadas como autoconocimiento

El límite: clave de las relaciones saludables

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  "No dejes que tu relación con nadie ensombrezca la relación que tienes contigo mismo" No soy correcta en el sentido decorado que dicta la etiqueta social. Suelo ser bastante mal hablada y con poco filtro. Manejo mejor el sarcasmo que el español, pero sé comportarme como una “señorita”… aunque eso es fruto, más de lo aprendido por mandato social que un mérito propio. Y no voy a mentir: tampoco me esfuerzo demasiado en sostener esa pose. Claro que hay contextos donde la formalidad es necesaria —si trabajás en una empresa representás la imagen de esta, y aunque hoy tienda a ser más relajado y coloquial, sigue habiendo un mínimo de corrección que respetar. Pero dejando de lado ese espacio, yo prefiero la naturalidad. Digamos que soy un diamante en bruto. 😂 A veces, lo que en la sociedad se espera que digamos de manera diplomática, yo lo pienso en crudo. Por ejemplo: ¿Cómo se diría “no me rompas más las pelotas” en un lenguaje correcto? Versión educada: “Preferiría que no ...

Para cambiar el mundo y para ser feliz hacen falta coherencia… y huevos.

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                                                                                            Imagen generada por IA "En el corazón de cada leyenda está la verdad: algunas almas valientes se unen para salvar el mundo. Podemos ser héroes en nuestra propia vida, si solo tenemos el coraje de intentarlo." — Optimus Prime, Transformers (dir. Michael Bay, 2007). A veces me pregunto qué nivel de sofisticación —o de cinismo— se necesita para diseñar un programa académico que enseñe lo suficiente como para parecer formativo, pero no tanto como para que alguien se atreva a cuestionar el sistema que lo sostiene. Es un arte: dar luz, pero solo la necesaria para que no veas demasiado. Sin embargo, al estudiar, uno tropieza con pequeñas revelaciones: conceptos que ilumin...

La trampa de la aceptación: cómo normalizamos la violencia

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  La única certeza absoluta es que todos nos vamos a morir. Aunque no puedo asegurar del todo como se vive en el otro barrio, intuyo que si estás leyendo esto es porque todavía estas vivo. Seguramente tu corazón late, tus pulmones y el resto de tus órganos cumplen su función sin que tengas que hacer nada para que así sea. Aunque pocos lo tengan en cuenta esto es una prueba que indica que la vida es un milagro, que va mucho más allá de lo que podemos controlar o entender. La vida se sostiene sola, sin que intervengamos, como si algo —llamalo universo, energía, Dios o lo que prefieras— estuviera constantemente apostando por nosotros, recordándonos que mientras estemos acá, todo es posible. Lo que sí corre por cuenta nuestra es que esa vida merezca la pena… Decir sí, lo sé y no experimentarlo en la vida diaria es como el conocimiento adquirido que no se aplica. No sirve para nada… La mayoría no vive como si la vida fuera a terminarse... la vive como si fuera un libreto que alguien...

La no resistencia: La clave para alcanzar la paz interior ¿En qué mundo te gustaría vivir…?

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                                              Piensa en términos de Frecuencia, Vibración y Energía En un tiempo solía creer que la paz era la ausencia de ruido, de problemas, de gente molesta y cualquier cosa que pudiera desagradarme. Era lógico que con tal concepto no iba siquiera a estar cerca de sentirla. Con el tiempo entendí que la paz no tenía nada que ver con las circunstancias externas y la única forma de vivirla es a través del principio de no resistencia. Entendiendo que hay muchas cosas sobre las que no puedo influir en el exterior y que además no tengo el derecho de hacerlo. Todo en el universo es energía e información: nuestro cuerpo, alma, los alimentos que consumimos, nuestros pensamientos, y, por supuesto, la interacción con los demás. Cada uno de estos aspectos contribuye a un intercambio constante de energía. La calidad de esa información define la energí...

Neoliberalismo y Desarrollo Personal – Las palabras hacen el mundo.

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  La mayoría de las veces, los árboles no nos dejan ver el bosque. Tendemos a mirar hacia afuera, pero sin ver el todo por encima de las partes, ni reconocernos como parte de ese todo. Es comprensible: no es el tipo de pensamiento que nos enseñan a desarrollar. Pero lo cierto es que tenemos la capacidad de hacerlo. Si empezamos a vernos como parte de un todo y salimos de la inercia de opinar sin pensar —de repetir afirmaciones solo porque las sostiene un colectivo— también podemos cuestionar esa costumbre de creer que pensamos lo que pensamos. Muchas veces emitimos juicios de valor sobre una idea no por la idea en sí, sino por quién la comparte: si esa persona entra o no dentro de mi “pan y queso”. Lo hacemos a diario. Hoy en día, todo parece estar politizado: desde la política propiamente dicha hasta los valores y principios que rigen la vida en sociedad. Todo se convierte en motivo de debate, lo cual, visto desde la perspectiva de la participación y la libertad de expresión, ...