Ser o no Ser... después Marca Personal
“Ser o no ser… ese es el dilema…“
“La vida es un todo indivisible” decía Mahatma Gandhi y no paro de sorprenderme como en cada área, todo funciona con la misma dinámica. Como es adentro, es afuera. Las personas y las situaciones no están en tu vida por casualidad, te estan devolviendo el reflejo de tus propias dudas, temores e inquietudes. La coherencia indica el camino que está en sintonía con la vida que queremos: pensar, sentir, hacer y decir en la misma dirección de los resultados que queremos obtener. Lo que concebimos como un problema es la consecuencia de contradecirnos en algún aspecto. Aceptar las emociones, escucharlas, aprender a sentir el cuerpo, observar la resistencia sin esquivarla, porque ahí está la clave de lo que debemos cambiar dentro de nosotros... pero siempre dentro de nosotros. Bonita o no, es la forma que tiene de hablarnos esa parte perfecta que todos llevamos dentro y que la mayoría de las veces nos negamos a escuchar. Si nos diéramos la libertad de sentir, no habría mucho que pensar antes de tomar una decisión. La mayoría de los errores que repetimos son la consecuencia de mucho pensar. Al cerebro no le gustan las cosas nuevas, no le importa sí es bueno o malo para nosotros, le interesa sobrevivir, mantenernos a salvo por eso prefiere el camino conocido y lo elige una y otra vez sin importar que tan incongruente sea con nuestros deseos más intensos. Elige huir de lo que teme en lugar de buscar lo que ama. Vive en el pasado, interpretando cualquier situación con los registros de la memoria de lo que vivió, limitando cualquier posibilidad de vivir algo diferente.
Aun cuando todas las rutas parecen conducir hacia alguna parte, hay mejores destinos que otros donde llegar y es lógico que cualquier colectivo te deje bien cuando no sabes lo que querés ni a dónde vas… Por lo cual la pregunta fundamental es: para qué hago cada cosa que hago y para qué quiero obtener eso… Puede parecer hasta ridículo en un principio, pero como todo hábito se convierte en automático… marca la sutil diferencia entre un capricho temporal y algo que quiero sea parte de mi proyecto de vida. Porque no es muy coherente desear seguridad y vivir de gratificaciones instantáneas que una vez consumadas nos dejan con el mismo vacío. Hay que saber distinguir el “me lo merezco” como una recompensa que nos otorgamos al logro, de un premio consuelo que nos damos porque no somos capaces de construir algo real y esperar que la siembra de su fruto. Muy propio de los tiempos actuales y cada vez más acentuado en todas las áreas… todo ya, todo superfluo, vacío, carente de valor y de profundidad, descartable y solo válido si es digno de mostrar a los demás, aunque estemos partidos por dentro se suele optar por el parecer al Ser, como si no pudiéramos hacer algo para convertirnos en eso que por alguna razón buscamos aparentar. Aferrados a la nada misma por miedo a perder… Deseando la seguridad permanente pero actuando como si la vida fuera una historia de 24 horas. Deseamos lo que está al final del camino difícil, pero elegimos el más rápido, aun cuando nos resulte incómodo… y todavía nos sorprendemos de los resultados…
Lograr, construir y mantener no es para el que trata, no es para el que lo hace cuando puede, es para quien tiene el valor de elegir cada día la responsabilidad y el compromiso de buscar los resultados que desea conseguir y actuar en consecuencia.
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