Capítulo XI: Ser Emprendedor en todas las áreas de la vida.
“Nos ganamos la
vida con lo que recibimos, pero hacemos la vida con lo que damos...”
John Maxwell o Winston Churchill… (da igual.)
Allá por el 2001, cuando me encontré
por primera vez con el término emprendedor en la fundación Salvat, me enfrenté
también por primera vez a preguntas que no me había hecho nunca, cómo, qué se
me daba hacer bien y cuáles eran los logros que había obtenido hasta entonces.
Sabía que no podía escribir nada de lo que estaba pensando, lo más “normal” que
podía decir era que había salido segunda en una competencia de natación en la
secundaria, pero todo el resto se reducía a conseguir dormir a los nenes a la
misma hora o al contrario, que no se durmieran antes de comer. Definitivamente
para mí un logro era escuchar el silencio de la noche… siempre tuve algo así
como una atracción fatal por el silencio. Y al otro día… nuevamente mediar y
llegar a un acuerdo porque uno quería el vaso del otro y viceversa, pero el
logro real hubiera sido, con nenes de 1 y 3 años, tener vasos iguales. Es
difícil contarle a la gente en las discusiones en las que podes verte
involucrada y aunque todos los días eran más o menos parecidos, vivía un día a
la vez. No había mucho tiempo para preguntas de adultos ni para darme cuenta de
que en la inercia de la rutina, dejaba que los días me dijeran lo que tenía que
hacer. A pesar de que siempre tuve ideas que me motivaban y todo apuntaba en la
misma dirección, mi montaña rusa emocional no me daba tiempo a poner nada en
práctica. Mis emociones fueron dueñas de mí hasta los 28 años que toqué fondo y
tuve que elegir entre seguir siendo esclava de las emociones y conformarme con
la vida que tenía o poner atención en lo que toda mi vida palpitó adentro mío y
empezar a derribar las barreras que había entre mis deseos espirituales y el
boicot que yo misma me propiciaba, pero que hasta entonces para mí, la
imposibilidad de realizarlos era culpa de las situaciones externas. Tocar
fondo, a veces, es el único camino de retorno hacia uno mismo. Y cuanto más
rápido comiences a desandarlo, mejor.
Hoy, el término emprendedor está un
poco mancillado, si bien “desde el punto de vista laboral” es a lo que inclina
el nuevo paradigma, probablemente al ser utilizado por las viejas mentes del
siglo XX pretende convertirse en un producto estandarizado que fácilmente se
encuentra en cualquier góndola de supermercado y como tal es comunicado y
publicitado. Si lo trasladamos a los valores que nos venden las marcas, yo
diría que si querés bajar 5 kilos, no pruebes con un yogurt, hacete
emprendedor. Ahora si lo que querés, es la plenitud y la felicidad “YA” en tu
mesa, mejor tomate un vaso de Coca Cola.
No sé si se entiende la analogía, pero es el primer punto que tomo en
cuenta al oír webinares sobre cómo emprender.
Está quien de verdad te cuenta, la parte compleja del proceso, te da
herramientas y te acompaña a transitarlo y quien, lleno de ideas vacías te
muestra la planilla de Excell con los miles de dólares que ya estaba facturando
al mes de iniciar su negocio y las fotos
de los viajes que hizo alrededor del mundo gracias a eso… peeeero tenes que
pagar para que te de la fórmula. Podría decir que como quien organiza las
carreras de los animales que van tras la zanahoria, el objetivo de quien pone
la zanahoria no es que el animal se la coma, sino motivarlo para que quiera
llegar a la meta, o sea pagar por la fórmula, pero prefiero dejar el juicio de
lado, no me consta si es viable o no, al menos para mí, en lo que respecta a ser emprendedor, esperar que alguien te diga que hacer para
generar dinero no dista mucho del antiguo paradigma donde necesitábamos que
alguien nos diga que hacer y nos paguen por eso y justamente el cambio radica
en dejar de mirar para afuera como si las expectativas de otros tuvieran que
ser las mismas para todos, dejar de buscar la zanahoria y empezar a oír hacia
dentro que tenemos para decirnos.
Un libro y metáfora excelente para
entender, primero cómo funcionamos ante el cambio de paradigma, es quien se ha
llevado mi queso? En el punto actual de no asumir un cambio de situación
resulta más fácil entender cómo otro no es capaz de verlo. Todos podríamos llegar
a coincidir que el ratoncito que se animó a salir de su zona de confort y arriesgarse
al peligro de salir por territorio desconocido a buscar su queso para
sobrevivir, estaba actuando correctamente a diferencia de quien se encaprichó a
que su derecho era que el queso siguiera ahí. Pero para que haya transformación,
no basta poder verlo afuera es preciso aplicar la ley del espejo y entender en
qué punto nosotros nos aferramos a lo que no es y mantenemos la misma actitud
frente a situaciones que no nos proporcionan un resultado deseado. Aplicable a
todos los aspectos de la vida, pero en cuanto a lo laboral, ya sea emprender tu
camino o transformarte incluso dentro del proyecto de otro, lo que se pretende
no es justamente estandarizar una forma de ganar dinero, sino salir de la cadena de montaje, ofreciendo
un valor diferente o creando un proyecto acorde a tus valores, descubrir que es lo que sos capaz de hacer
mejor que nadie. Resulta paradójico, que
por una vez en la historia de la humanidad, la vida… las condiciones, nos
invitan a ser libres para ser lo que queremos ser y nos aferramos a un modelo
que hizo feliz a muy pocos... un poco la gata Flora…
El problema de la falta de dinero, es
una consecuencia, no una causa y como decía Einstein no podemos solucionar un
problema al mismo nivel de conciencia que lo creamos. El error en la pregunta, una de las más buscadas en google, ¿Qué puedo
hacer para generar dinero? Es poner el foco en el dinero y no en el hacer. “En
el principio fue el verbo”… Después el
verbo se materializó y se hizo carne.
Pero los seres humanos queremos soluciones
mágicas, todo ya, no queremos pagar el precio de nada, lo que incluye las
consecuencias de nuestros actos,
queremos ganar sin arriesgar, queremos recibir pero damos solo con el
foco puesto en el interés de lo que recibimos…
Comprobación empírica: No invierta más
tiempo y dinero usando distintas cremas para conseguir elasticidad, vitalidad,
humectación bla bla bla… Con esta fórmula única (solución mágica) pierda 10
años en una semana (rápido), si llama ya, con un 95% de descuento (precio) y
además satisfacción garantizada o le devolvemos el dinero (es decir que si sos
un pelotudo no pagas las consecuencias, no arriesgaste nada) Es increíble pero
vende… eso a la gente le encanta. Pero no es que la publicidad tenga la
facultad de persuadir mentes, sino que conoce a su cliente y sabe lo que
quiere. Punto clave de todos los talleres para vender en redes sociales:
“conozca a su cliente ideal” Lo que trasladado al ámbito del emprendedorismo,
es de entender que resulte más tentadora la oferta de ganar miles de dólares en
un mes, con la formula fácil, sin esfuerzo, sin horarios, sin jefes y viviendo
la vida que siempre imaginaste, primera mentira de todas, porque además de ser
muy pocas las personas que de verdad se atrevieron a planificar una vida, la
vida nunca es lo que imaginaste, la vida es la que es, resultado de la acción
y/o la pasividad de todos, generaciones y generaciones... y me atrevería a firmar que si hoy no tenes
la vida que te gusta incluso con miles de dólares, mañana tampoco vas a
tenerla. Rara vez lo que no te deja dormir es el colchón y el punto clave por
el cual un espacio de tu vida no alcanza la plenitud, suele ser el mismo en
todos los demás. Donde estoy hoy es la consecuencia de mis decisiones y
acciones del pasado que probablemente ni se cuándo se generaron y la forma de
obtener resultados distintos a los que hoy no me gustan, es revisar y hacer
algo distinto en el presente para que el futuro no sea el mismo del que hoy me
estoy quejando. Que historia hay detrás de cada excusa, en cuantas áreas de
nuestra vida nos contamos el mismo cuento.
Lo que de verdad importa es deshacerse
de todas las ideas que nos dieron acerca de las cosas, la vida, el otro, el
dinero, las emociones, la verdad, el amor y la muerte. Y empezar a
preguntarnos, de verdad con el corazón sin juzgar y sin excusas, cual es
nuestra verdad y construir un proyecto en torno a eso. Todo lo que ocurre en el
mundo externo, tiene origen en el mundo interno, si no trabajo en mí, nunca voy
a poder cambiar las consecuencias externas. Pero la realidad, es que la mayoría
sigue optando por las fórmulas mágicas y el camino del autoconocimiento suele
elegirse cuando se tocó fondo y ya no se puede ir más abajo. Y esto se traslada a todos los aspectos de la
vida, el dinero es intercambio de energía, las relaciones son intercambios de
energía, es triste pero real, que la mayoría de las relaciones estén basadas en
intereses, en lo que me puede aportar el otro, en lugar de lo que yo puedo
darle, como en el trabajo, rara vez escuché que alguien que pidiera aumento de
sueldo, preguntara que más te puedo aportar para ganar más. La mayoría cree en
el derecho inalienable de recibir sin querer dar nada a cambio. La pregunta
cómo puedo hacerlo mejor es una de las que pocos se hacen porque pierden el
tiempo pensando cómo deberían hacerlo mejor los otros para que “yo esté
conforme”
Nunca imaginé una vida sin proyecto,
el significado etimológico es lanzar hacia adelante, buscar la dirección e ir
en busca de esos resultados, da igual si se trata de un proyecto comercial, de
una relación o de la vida misma. No se
puede armar una sociedad ni una pareja con proyectos u objetivos diferentes. La
meta de un proyecto exitoso depende de que tan bien nos formulemos la pregunta
inicial. Si me pregunto ¿qué puedo hacer para generar dinero? Y esa es la meta,
puede que gane dinero pero que no sea feliz haciendo lo que haga. Si el
objetivo es encontrar pareja para llenar un vacío en lugar de una persona con
quien compartir valores y un proyecto en común, lo más probable es que los
deseos de ambos terminen frustrados luego de la lucha de poder tratando de
venderle al otro el proyecto de uno. Incluso echarle la culpa al otro de los
años que perdí sin poder convencerlo. Si en lugar de buscar una dirección en mi
vida basada en mis deseos lo hago teniendo en cuenta los parámetros sociales
sobre lo que significa ser feliz o exitoso, lo más probable es que nunca lo
sea. Si pienso que debo hacer algo, digo lo que quieren escuchar y hago algo
que no tiene coherencia con lo que pienso, ni con lo que digo ni con lo que
quiero, no puedo quejarme ni echarle la culpa a nadie si los resultados no me
gustan.
Para plantearme el futuro debería preguntarme
que quiero, si no sé a dónde quiero ir, como voy a esperar llegar a algún
lugar? Aunque parezca obvio poner una
dirección en el google maps para elegir la línea de colectivo que vamos a
tomar, está naturalizado quejarse del destino al que llegamos sin habernos
dibujado el trayecto de hacia dónde queríamos ir. Pero tan importante como
preguntarme adónde voy, es plantearme cuanto estoy dispuesto a invertir para
llegar a donde quiero, porque si llego a la puerta de embarque de un vuelo a
Australia, pero mi pasaje dice laguna de Chascomús, no puedo enojarme con el
comisario de abordo si no me deja subir. Tampoco con el vendedor de pasajes, si
en lugar de decirle el destino que quiero, le digo a cualquiera menos a este.
No hay mayor derroche de energía que no saber lo que queremos de la vida, esperar
que una situación cambie por sí misma, no queriendo tener ninguna
responsabilidad activa en el proceso, no queriendo arriesgar ni dar nada a
cambio. Hay que ser lo suficiente sincero para decirse cuanto quiere uno algo y
que está dispuesto a dar para conseguirlo. De verdad nunca entendí porque a la
gente le cuesta tanto dar y tan poco quejarse de lo que no recibe.
La pobreza material que hay en el
mundo es el resultado de la pobreza espiritual. Todo lo que se genera en el
mundo material, primero fue generado en el mundo mental.
Tanto si gusta como si no todo en el
Universo, como en la naturaleza funciona con un orden. Nadie puede venderte la fórmula para parir en
dos meses ni para convertir el invierno en verano, ni para cambiar las mareas o
los ciclos de la luna. Nadie puede plantar papas y esperar cosechar palmitos,
probablemente incluso a nadie le interese plantar un árbol de palmitos, porque
los frutos los recogerían recién sus hijos o sus nietos. Y esos son los
resultados colectivos que obtenemos por lo que dimos en el pasado. Un planeta
que a vistas de los ecologistas solo tiene 10 años para revertir el proceso de
egoísmo que supimos construir entre todos. Como dice Paulo Coelho, “Todo es una misma cosa”
Quizá, aunque de forma herrada, una de
las pocas cosas buenas que hizo la religión es fijar un objetivo común y los
pasos para lograrlo. Dejando de lado innumerable cantidad de cosas, todas las
religiones tienen principios comunes que apuntan a la idea de comunidad y de
solidaridad para alcanzar una meta común y justa para todos.
Emprender va mucho más allá de generar
un ingreso para vivir, es liderarse a sí mismo en todas las áreas de la vida,
encontrar nuestro punto de referencia, no en referencia a objetos externos, eso
solo se consigue en comunicación con nuestra propia alma, como dice Deepak
Chopra acerca de la ley del Dharma o propósito en la vida, si estamos influidos
por cosas que están fuera de nuestro yo, circunstancias, personas y cosas que
nos rodean, vivimos según la referencia al objeto, buscando la aprobación de
los demás y con la necesidad de controlarlo todo, con el foco puesto en el
temor, cuando vivimos en comunicación con nosotros mismos, confiamos en la vida
porque sabemos que somos parte de ella, no tenemos necesidad de juzgar ni de
preocuparnos porque cuando no luchamos contra todo el Universo todo sucede
espontáneamente.
Deepak termina con una cita de, “En el
arte de soñar, donde don Juan le dice a Carlos Castañeda: "Gastamos la
mayor parte de nuestra energía sosteniendo nuestra importancia... Si pudiéramos
perder parte de esa importancia, nos sucederían dos cosas extraordinarias. Una,
liberaríamos la energía que se mantiene atada alimentando la idea ilusoria de
nuestra grandeza; y dos, nos proveeríamos de suficiente energía para vislumbrar
la grandeza real del universo".

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