Capítulo XII: ¿que hay de real en los vínculos y las relaciones?
"Todo está tan mágicamente unido, que si tiene que ser, no podrás evitarlo"
La única relación auténtica y duradera que vamos a vivir a lo largo de toda nuestra vida es la relación que mantenemos con nosotros mismos. El resto de relaciones no son más que un juego de espejos y proyecciones.
Jiddu Krishnamurti
Tengo muy
presente mi sensación de frustración en la escuela tratando de memorizar los
nombres de los reyes de las antiguas ciudades de la “civilización”, las
longitudes de los ríos, las corrientes cálidas y frías y la geografía completa
de cada país de Europa. Como si de algo me sirviera hoy, saber la actividad
económica de Portugal en los 90 o cuantos habitantes había en Malta.
Lo único
que para mí tenía sentido era la gramática y la literatura. Aunque hoy
considero, que si en lugar de poner tanto empeño en que todos coincidiéramos
con las ideas principales y secundarias de los textos, hubiésemos explorado más
en las distintas ideas que cada uno podía encontrar en ellos; habríamos
aprendido algo esencial para la vida: que pueden existir tantas
interpretaciones/ puntos de vista como lectores/observadores y algo
fundamental… el respeto por las
diferencias. Que puede ser fácil de integrar en un niño, pero a la vista está,
que no tanto de hacerle comprender a un adulto.
Lo natural y correcto para el sistema educativo, es que todos tengamos las mismas respuestas y la consecuencia, en conjunto con muchos otros factores es que, si al niño se le inculcó que para ser “aprobado” hay una respuesta única, el adulto no sepa gestionar las diferencias, ni enfrentarse a una multiplicidad de opciones, incluso tener miedo de dar una opinión que se oponga a la de la mayoría. No nos enseñaron que cada uno tiene un sistema de representación y que captamos las ideas de manera diferente, que en “un todo de información” cada quien puede poner el foco en un lugar distinto y llegar a otras conclusiones. Por lo cual, yo creo que si lo que estoy viendo es real y tengo razón, el otro tiene que estar equivocado. Y es falso.
La forma en
que encarábamos el análisis de los personajes principales y secundarios de los
cuentos, siempre desde la mirada del autor, tampoco ayudó mucho. En cada
historia, cada uno de los protagonistas es el personaje principal de su vida e
interpreta distintos papeles en la vida de los otros
Y hay mucha
gente que no entiende esto. Cediendo el control de su vida a otro o queriendo
ser el centro del Universo en la de los demás. Estoy convencida que mejor se aprende
a relacionar y a asociar a través de las historias que de la matemática. Lo
primero que te enseñan en la primaria es que no podés mezclar peras con
manzanas, hasta que aparecen esos cálculos enormes, llenos de números y letras
y nadie te explica por qué ahora sí empezaron a mezclarse. Aunque estas me
dejaron algunas lecciones no menos importantes, como aprender a sacar factor
común, que todos los problemas tienen solución y que, para despejar una
incógnita, siempre tengo los datos que necesito para conocer su valor, solo
tengo que “saber qué hacer con lo que tengo”. Por supuesto que estas
conclusiones se corresponden con mi nivel de aprendizaje en matemática, que es
mínimo, pero me ayuda mucho a no ver los problemas como cotidianamente se los
llama, simplemente como algo que está sin hacer, de esta forma, visto de otra
manera, no genera conflicto ni emoción negativa.
Claro que
las relaciones humanas, se parecen más a esos cálculos complejos con mezcla de
números y letras que al llegar al resultado final es = Z + XY + 2 + M y nada
parece tener sentido.
La X que
aún no logro despejar es la conclusión de tanto filósofo y sociólogo coincidiendo
en la idea de que el ser humano es un ser social y por lo tanto, precisa relacionarse y
probablemente si pudiera irme a vivir a un lugar aislado tampoco me importaría
por qué otros pueden necesitarlo.
Pero lo
cierto es que por alguna razón aquí estamos… podemos jodernos y restar en la
vida de los otros o podemos ayudarnos y sumar. Rara vez quien tiene la actitud
pasiva de no hacer nada tiene un signo neutro. Lo complejo del cálculo es que
los vínculos que más defendemos, los de nuestro círculo cercano suelen ser los
más rebuscados. En lo que respecta a mi experiencia, nunca me crucé por la
calle con un desconocido que me dijera, ojalá no se cumplan tus sueños, ni hoy
estás contenta o te fue bien, pero no siempre va a ser así…
Las
críticas, los comentarios negativos, el uso y abuso, la envidia, las trabas, la
falta de apoyo y desmotivación, ya sea de forma sutil o directa suelen venir
del entorno cercano, no del infinito y más allá… por lo cual, si estás un poco
cuerda y sana, te obliga a replantearte lo real de los vínculos, ya sea de lo
que tocó en la repartija o lo que te fue poniendo la vida de camino, incluso de lo que elegiste.
Cuando comprendes,
aunque sea en parte, el complejo y maravilloso funcionamiento del cerebro
empiezan a responderse muchas preguntas. Cuando integras ese conocimiento
indefectiblemente, tu vida se transforma. Cuando entendés que tus hábitos de
alejarte o buscar, el placer o el dolor responde a impulsos que son generados
de forma química en nuestras células y nos guste o no, buscamos sentir esas
sensaciones, incluso enamorarte pierde la gracia. Ni hablar cuando además sabes
que la función de la persona que te atrae no es que seas feliz, sino que
aprendas y aunque prefieras ser autodidacta, siempre hay lecciones que mejor
las da un profesor… Pero lo interesante de saber cómo funciona, no es que
perdamos la parte bonita que nos ofrecen los sentidos sino ser conscientes de
que somos quienes creamos toda la realidad externa que estamos viviendo. La
vida siempre nos da un tiempito de tregua para que todo parezcan mariposas,
aunque afinando un poco la vista después veamos murciélagos… era un chiste (diría
Freud). Todo depende…
Si pudiera quitar
del mundo una sola energía que considero, está haciendo daño, sería el egoísmo.
Pero como dicen los que saben, la energía no se crea ni se destruye por lo cual,
no podemos cambiar las leyes de la física, ni transgredir las leyes universales,
pero podemos compartir conocimiento para transformarla en abundancia.
No asociaría exclusivamente al egoísmo con su
raíz etimológica de tener tendencia a la individualidad sino más bien a una
idea de carencia provocada por ignorar cómo funciona la ley de la abundancia. Una
energía mal dirigida que no mira solo por sí mismo, sino por lo que poseen los demás,
convirtiendo a las relaciones en un recurso, donde las personas son una fuente
más de lo que puedo tomar del mundo, en lugar de un fluir de dar y recibir que
mantiene la energía en movimiento constante. Y más allá del bien o la virtud
que se pretende para sí mismo, en ocasiones, oculta otras faltas que desencadenan
en la envidia. Detrás de cualquier emoción hay un pensamiento y detrás de un
pensamiento una forma de ver el mundo. Una vez que sabes cómo funciona la ley
de la abundancia nadie sería tan estúpido como para ser egoísta y privarse de
sus beneficios, ni mucho menos dejar de alegrarse de lo bien que puede irles a
otros.
Aunque es
fundamental aprender a escucharla, no todas las respuestas surgen de la
comprensión de nuestra fisiología, al menos desde mi perspectiva y la de muchos
otros que compartimos la idea de que tenemos un alma en evolución haciendo su
trabajo, no podemos dejarla afuera de todo este rollo que son los vínculos y
las relaciones.
Empecemos
por imaginar, lo abundante que puede ser el mundo, que el Universo, Dios, la
fuente o como cada uno quiera llamarlo, creo uno, en apariencias diferente,
para cada uno de nosotros. Hasta que se
entera de que va realmente, el ego se infla cuando lee que todo se trata de sí,
que en cierta forma es cierto, todo lo que está ahí afuera, no es más que una
proyección interpretada por una consciencia dual de lo que somos y de lo que no
somos.
En frases
del psiquiatra suizo Carl Gustav Jung, “Todo lo que nos irrita de otros nos
lleva a un entendimiento de nosotros mismos.”
Sigmund Freud también decía que, “la proyección es un mecanismo de defensa mediante el cual
atribuimos a los demás aquellos rasgos de nuestra personalidad que no queremos
ver ni reconocer en nosotros por resultarnos dolorosos o inaceptables” Pero sin
necesidad de explorar solo en las sombras, el brillo y todo lo bueno que
podemos admirar en otras personas también, existen potencialmente dentro
nuestro esperando a ser desarrollado.
Es una
buena noticia para un mundo donde la cinta roja se vende por metro, saber que
la envidia parte de un pensamiento de carencia, donde creemos que no tenemos
algo que en realidad tenemos, sin embargo, es algo que no podría definirse, ni
trabajarse de forma generalizada porque, en cada persona oculta una falta
diferente.
Son múltiples los significados que te ofrece
internet: desear lo que la otra persona tiene y que el otro no lo tenga; negar
el mérito de otro y creer que tiene más suerte, incluso hay quien lo ve como un
sentimiento natural que te motiva a esforzarte más. Yo creo que cualquiera sea
la definición es muy light para describir una energía tan negativa y no somos
del todo conscientes de todo el daño que genera este sentimiento. Desde la
perspectiva espiritual, la abundancia es una energía que tenes que sintonizar y
si no estás en la frecuencia correcta en lugar de música vas a oír ruidos.
y he podido comprobar que lo único concreto
que podemos decir es que existe una comparación entre uno y el otro y un deseo
negativo hacia el logro ajeno, ya sea este material o no, aun cuando no desee
lo mismo para sí, lo que implica que otro consiga lo que quiere, tenga esa
vida, esa virtud o lo que sea que yo crea que me falte o que me pondría en
desventaja cuando lo tengo. Lo cual no hace más que dejar en evidencia, el poco
conocimiento que tenemos sobre nosotros mismos y nuestros deseos, la energía
mal encausada hacia el afuera y la pobreza espiritual que albergan las personas
que no pueden alegrarse de lo bueno que les pasa a otros, ni brindar su apoyo
si esto no les reporta un beneficio. No es una emoción menor en este mundo
donde es imprescindible entender y aplicar el significado de comunidad.
Es de
entender que quien pone el foco afuera, en la vida del otro, comparando y
juzgando no tenga la perspectiva que necesita para mirar dentro de sí mismo y
transformar su vida en lo que le gustaría, pero no es que no pueda, su alma
está ansiosa de ser escuchada porque a eso vino.
El Ser
natural, tal como viene al mundo, desnudo de tanto condicionamiento como va
adquiriendo a lo largo de los años, primero de los padres que priorizan “la
seguridad” y adaptarlo a una sociedad
disfuncional, porque también es lo que aprendieron; al sistema educativo, que
prioriza el alumno promedio pero no nos enseña cómo gestionar las emociones ni a
desarrollar nuestras capacidades innatas; la sociedad que instala en el
inconsciente colectivo prototipos de vida, de personas etiquetadas por clases y
categorías y hasta de deseos que prometen la plenitud para hacerte encajar en
un modelo de consumo, en consecuencia… se termina alejando de su esencia; más
preocupado por conseguir la aprobación de los demás, el reconocimiento, la
presencia, el poder, la manipulación, su seguridad a través de los otros, en
lugar de entender que todos esos recursos son internos y sólo puede dárselos a
sí mismo. La seguridad solo puede provenir del interior si no, es lógico que
cada vez que interactuamos con alguien que la pone en duda todo nuestro sistema
se caiga. Y justamente lo que pretende la vida no es mandarte un personaje para
joderte, sino para mostrarte que ya posees esos recursos a pesar de lo que
puedan decir los demás. Si no sabes lo que vales, la vida siempre te va a poner
situaciones o a alguien delante para que te lo recuerde, hasta que lo sepas y
ya no lo necesites.
Desde la
teoría a la cual me afirmo, de que somos seres de luz viviendo una experiencia
humana, no me cabe en la cabeza tanto conflicto como he visto durante más de 40
años, de los que incluso he sido parte y no puedo negar que mientras mi
percepción de la realidad giraba en torno a la idea de que existía el sentido
común he querido electrocutar a más de uno y hasta que no entendés de que va
este juego de espejos, no podés comprender lo que está queriendo el otro
mostrarte, para que está ahí. Aceptar a las personas como son, no implica
aguantarlas, sí entender que las conductas que te molestan te están enseñando
algo. Y si no lo entendés, como decía Alf… ¡!No hay problema!! la vida le pinta
otro rostro y te las manda de nuevo…
Somos algo
mucho más grande que el funcionamiento de un sistema, pero la interacción se da
dentro de él y no hay sistema que funcione si cada pieza no sabe que función
cumple, compite con la de al lado o quiere hacer otro rol, al igual que el
cuerpo, cada célula cumple la función que debe, el corazón no quiere ser riñón,
ni el páncreas, intestino y eso sí parece tener sentido…
Desde
chica, ver como interactuaban los adultos fue detonante para querer cambiar el
mundo. En el camino aprendí, que primero
tenía que comprender y lograr algo conmigo, porque es contradictorio querer
creer en algo que “crees que no existe”. Para poder creer en la justicia, en la
honestidad y en un montón de valores con los cuales el mundo funcionaría mejor,
tuve que desarrollarlos primero en mí y ponerlos en práctica aun cuando no
siempre me beneficiaran, para poder comprobar, que también existían. Tuve que
mirar para adentro y cambiar cada cosa que no quería ver afuera, porque la triste
realidad, es que vivimos en un mundo donde la mayoría sabe cómo deberían comportarse
los demás, pero tiene una pila de argumentos para no aplicarlos a sí mismos. Quiere
de los demás, lo que no está dispuesto a dar. Quiere un mundo que le sonría, pero
no está dispuesto a ser parte de la causa. Quiere todo para sí… y al otro que
le den…
Entendí que
somos cuerpo, mente y alma, una misma energía en distintos niveles vibratorios
y funcionamos de forma tan perfecta, que cuando cualquiera de los 3 detecta que
uno de ellos no está en coherencia con el resto, nos lo hace saber: con
insatisfacción, con un malestar o con una enfermedad. Entendí que la materia es
lo que nos hace concebir como algo separado del resto, pero cada una de nuestras almas, es
energía de la misma fuente creadora, el núcleo, la consciencia, Dios, “el que
Es” y en nuestra experiencia humana somos en potencia la abundancia de esa
misma fuente queriendo llegar a un mismo lugar, que no es un lugar propiamente dicho sino esa sensación de plenitud y paz. Juzgamos porque nos sentimos
separados del resto o nos sentimos separados porque juzgamos y sufrimos esas
diferencias porque vienen a mostrarnos que somos lo mismo, como explica Marta
Salvat, escritora y conferencista en el campo del desarrollo espiritual, en sus
charlas sobre un Curso de Milagros: el secreto es, comprender “que yo, en tu
lugar, (con tu historia, con tus aprendizajes, con toda tu carga y en tu nivel
de evolución) hubiese hecho lo mismo.” Entendí que captamos el tiempo de forma
lineal pero solo existe el presente para crear, solo podemos hacer algo ahora. Lo destruimos o nos corremos del eje, cuando seguimos aferrados a situaciones
del pasado o preocupados por un futuro que nunca va a existir, porque el
presente es lo único que podemos tocar.
En definitiva,
todos buscamos lo mismo, paz, felicidad, bienestar en todas las áreas de la
vida y lo buscamos porque conocemos la emoción opuesta o nos da pánico vivirla,
¿qué sentido tiene restar en la vida de los otros?. La vida es un juego que
todos podemos disfrutar y donde todos podemos ganar, la idea de perder solo es
parte de una concepción dual que nosotros mismos generamos y hacemos posible.
La idea de carencia, que no tiene nada que ver con el dinero, ni las
propiedades que tenes o que te faltan, pero metafóricamente si tiene mucho que
ver con tu activo consciente, tu imagen personal, la idea que cada uno tiene de
sí mismo y a partir de la cual se relaciona con el mundo, es la raíz por lo
cual existe tanto egoísmo y tan poca cooperación.
Estamos mal
educados, el concepto de “Yo Soy” tan importante para la metafísica, difiere
por completo del “yo soy” narcisista etiquetado por la psicología. En líneas
generales, no se trabaja sobre nuestras capacidades, sobre la valoración de
nosotros mismos. Pocos son conscientes de la riqueza que poseen. El activo más
importante que tenemos es uno mismo y todas las herramientas de las que
disponemos para llevar a cabo lo que necesitamos.
No hay nada
de lo que no seamos capaces si tenemos el control sobre lo único que nos pertenece,
nosotros mismos. Pero si permitimos que el afuera confisque nuestro mayor bien,
somos tan útiles como millones en una caja fuerte sin la llave en nuestro
poder. Seguimos mirando lo que podríamos hacer si fuésemos como los otros y
pensando como gastaríamos el dinero si tuviéramos acceso a él.
En una mente abundante no cabe la idea de que la forma de obtener algo o estar en paz si no lo consigo, dependa de que nadie más lo logre, no cabe la idea de que mi vida sería mejor si tengo lo que tiene otro, pero además el otro no lo tiene. No cabe la comparación, ni el desmerecimiento, ni la necesidad de reafirmarse en el otro, porque en la individualidad ya somos seres completos y juntos completamos el todo.
La abundancia consiste en que cada uno siendo lo que es, está condenado a tenerlo todo. Suena irónico que el reto más dificil al que nos enfrentamos en la vida es a Ser lo que somos. Si tuviéramos la capacidad de ver el fluir de la energía entre
los seres humanos, lo entenderíamos todo. Las 9 revelaciones es una linda
película para ver claramente cómo todo está conectado.
Dejando de
lado la espiritualidad y volviendo a lo terrenal, entender, no siempre significa
que me guste, de hecho, no dejo de pensar en la montaña, la isla tropical, la granja, la
casita de Blanca Nieves en el bosque, da igual
el paisaje natural, pero alejada del ruido y la contaminación en todos sus
aspectos y la multitud que la genera…
A veces no
nos atrevemos a desafiar lo que percibimos a través de los sentidos y a creer
lo que no comprobamos a través de la experiencia, lo que nos lleva a definir la
realidad de forma muy limitada. En las discusiones cotidianas, donde cada uno
está empeñado en tener razón, es poco común, preguntarse que ve esa otra
persona de la realidad para tener un juicio tan opuesto al mío. El problema de
querer tener razón, algo que conozco muy bien, no es que defiendas una verdad,
sino que te cierres a escuchar la opuesta o una diferente. Cada nueva verdad que
permitís que entre a tu vida puede llevarte a otro nivel y transformarte. Hoy,
que el mundo ya no se reduce a nuestro entorno, sino que tenemos acceso a
escuchar otras historias, otras opiniones, otras vivencias iguales a las
nuestras en otros lugares del mundo. Resulta desmotivador ver la poca capacidad
de ver el todo por sobre las partes. Y lo que más me llama la atención, en un
mundo a la vista disfuncional, es que a la mayoría no le hagan ruido tantas
verdades y las siga reproduciendo.
Pero lo verdaderamente desmotivante que
encontré en mi inquietud por cambiar el mundo, no fueron las personas que
dijeron que no se podía, no fue pensar en luchar contra los medios de
comunicación y tantos conceptos mal instalados, no fueron las guerras ni los
desastres ecológicos que podrían complicarme con los tiempos, ni pensar que me
podían hacer desaparecer si decía algo poco conveniente, ni una posible venida
extraterrestre o un ataque zombi… Nop… fueron las relaciones de pareja…
Es decir…
de qué manera puedo concebir un mundo en paz donde contribuyamos entre todos a
ser más tolerantes, más colaboradores, más libres si dos personas que “se
eligieron” no pueden ponerse de acuerdo y luchar a la par por intereses comunes.
Si solo dos personas, no pueden hacer que funcione. Vale decir que estoy siendo
generalista, de ninguna manera pretendo meter todo en una misma bolsa, pero
leo, veo, escucho y resulta evidente, la falta de compromiso con un proyecto de
vida; la dependencia emocional; la inseguridad de dos personas que boicotea su
posibilidad de desarrollarse individualmente y transgrede los espacios vitales
del otro; la falta de verdad en cuanto al ser real, sus debilidades, sus miedos,
sus motivaciones, sus expectativas. Si no podés mostrarte vulnerable delante de
la persona con la que compartís mayor intimidad, por ahí no es seguro... la
poca profundidad en la comunicación que es el único puente que hay entre dos
personas. El egoísmo, porque en lugar de complementar las necesidades cada uno
piensa en las suyas, muy evidente cuando una relación se termina y el otro ya
no da lo que daba. Hay una frase que dice que conoces a la verdadera persona,
no cuando te casas, sino cuando te separas… lo cierto es que ambas personas
siempre estuvieron ahí, solo que motivados por los beneficios. Hasta el
significado del amor incondicional se acomoda a conveniencia...
Amar sin
condicionamiento significa que vos queres a una persona por su valor como
persona independientemente de lo que te da o si actúa a tu voluntad. Hablar de
incondicionalidad es redundar sobre el amor, porque si hay condiciones, no es
amor. Y esto no tiene que ver con irse o quedarse…
Perderle el
respeto a alguien porque ya no va a darte lo mismo o “porque ya no te pertece”,
es perderte el respeto a vos mismo por lo que entregaste en esa relación. Nunca
entendí porque, cuando uno de dos termina una relación y el otro no está de
acuerdo con tu decisión, dice amarte hasta que entiende que no hay vuelta atrás
y de un día para el otro, comienza a hacerte la vida imposible. No es cierto
que del amor al odio hay un solo paso, si alguien no te quiere
independientemente de lo que ya no vas a darle, nunca te quiso. Ni hablar
cuando hay hijos que se convierten en moneda de cambio porque ninguno de los
dos sabe gestionar la situación.
Cuando la
gente habla de amor, paro las orejas, porque lo que pueden llegar a justificar
en nombre del “amor” explica porque el mundo está como está. El mundo no es
disfuncional porque los gobiernos son malos, ni por los grupos económicos que
usan de títeres a esos gobiernos, ni por que las instituciones están corruptas…
ese es el resultado de que individualmente no vamos ni pa´ tras, en pareja no
sabemos estar y si encima nos multiplicamos la única luz posible, es la oveja
negra…
Un ser
humano sin proyecto de vida propio está a la deriva de las circunstancias y
para compartir la vida con alguien, debe haber dos proyectos de vida compatibles.
Tan simple como eso y tan difícil de encontrarlo como para poder explicar los
resultados que vemos a diario.
La
idealización del otro que genera expectativas porque estoy esperando que el
otro sea lo que yo necesito, no lo que es, es una de las mayores pruebas de
anti amor que puede haber hacia otro ser humano, esperar que alguien sea algo
que no es y encima hacerlo sentir culpable. Y la responsabilidad es de ambos,
porque cuando una relación surge de la dependencia emocional como necesidad de
querer estar con otra persona y no desde el querer que sea con la que podés
llevar adelante un proyecto común, se vende fruta hasta de fuera de temporada y
uno puede construir un personaje digno de poner en vidriera, pero es
insostenible mantenerlo. He leído por ahí, incluso me lo han dirigido
personalmente, que si a uno le importa una relación tiene que aguantar… bueno
también me han dicho que mujeres eran las de antes que aguantaban los golpes
por amor a la familia….
Ceder un 50
y 50 me suena, consensuar ponele... pero ¿aguantar…? ¿De verdad alguien cree
que es tan terrible estar sola o solo como para que aguantar entre dentro de
las posibilidades de una relación?
Compartir la carga puede hacer la vida más fácil, pero si alguien, no
comparte la carga, encima te deja la suya y te da más reclamos que sexo... ¿qué
hay que pensar...? jueraaaaaaaa
Una vez un
conocido, en medio de una conversación filosófica sobre las relaciones humanas,
minutos después de una invitación para un sábado a la noche en la sala vip de
un boliche y la posibilidad de continuar el domingo navegando en velero, ¿me
preguntó porque las mujeres que se le acercaban lo usaban? Le pregunté, ¿qué
estás vendiendo? No me la podía dar más servida… si simplemente hubiera dicho
vamos a bailar, hubiera agarrado viaje, pero detrás de todo lo demás hay una
connotación extra que me dice que sentís que no vales nada y en lugar de
ofrecerme un momento me ofreces un status. Pero no es un caso aislado…
Las ya no
tan nuevas modalidades, que vienen a ser algo así como un mercado libre de
personas, donde motivado por una foto y una presentación de 150 caracteres
determinas si lo pones en el changuito y si hay coincidencia, hay regalo y
quizá un poco de acción, también muestra la decadencia hacia la que vamos. Solo
faltaría agregarle abajo la reputación, los testimonios y las estrellas de
quienes ya los conocieron y los probaron primero. Y lo que se aprecia como
decadente, no es el modo de conocerse que ofrece la virtualidad. He conocido
gente copada, sobre todo en los primeros tiempos, cuando todavía se percibía
cierta naturalidad semejante al tipo de relaciones que conocíamos en la era
analógica, sin embargo, sin descartar que fuera yo, la que por entonces no
sabía hacer este tipo de lecturas, lo que cada uno vende de sí mismo habla de
mucha pobreza en todos los aspectos humanos.
En cierto
punto lo virtual, si no sos un poco consciente no hace más que demostrarte que
el otro se aferra a la fantasía que quiere y la conversación, cuando excede los
monosílabos, la está teniendo consigo mismo. Y después de las 3 o 4 preguntas
de manual, que no son para detectar las necesidades del que está del otro lado,
lleva la conversación al terreno que quiere. Alguien que no pregunta, no le
interesa conocer... Y si tu necesidad de
encontrar a alguien excede tu capacidad de analizar la comunicación
unidireccional de la que estás formando parte, hasta que algo real no te baje
de la atmósfera del mundo platónico, podes creer que encontraste lo que
querías. Y después no entender que pasó.
Parece
contradictorio porque lo correcto es que cada uno vele por su necesidad o por
lo que quiere para su vida, pero el equilibro en una relación “de dos” está, ya
sea que proceda del mundo real o virtual, es que ambos estén jugando el mismo
juego y con las mismas reglas. Uno debe conocer sus necesidades, sus valores,
pero si entras en una relación, enterate al menos, si coinciden con los del
otro, en lugar de pasarte años tratando de convencerlo.
Habiendo
tantas personas que, de verdad, ni siquiera se interesan por las necesidades de
la persona con la que van a interactuar de forma más íntima, menos esperanza
encuentro en lo que estas personas sean capaces de dar a la sociedad.
Un mundo
funcional para todos, no puede ser mérito de nadie y depende de todos. Si los
valores que decimos que tenemos fueran quienes impulsan nuestras acciones,
seguramente no estaría escribiendo esto. Los valores que ponemos en práctica,
definen nuestra vida, nuestra relación en pareja, como construimos familias, equipos
y empresas, nuestras comunidades, el país y el mundo… El mundo solo nos está
haciendo de espejo, de lo que somos con nosotros mismos e incluso con los que
decimos “que son los que más nos importan”
Podemos
seguir votando, podemos seguir llenándonos la cabeza de mierda con las noticias
y seguir creyendo que el problema está afuera. Podemos quejarnos y creer que somos
mejores que lo juzgamos, podemos seguir delegando nuestra responsabilidad en
los otros, relacionándonos, desde el interés y la adicción. Cada uno tiene la
posibilidad de decidir que pieza quiere ser en el rompecabezas, si es la pieza
que se relaciona desde lo que recibe, es parte de un mundo carente, lleno de
miseria, de egoísmo, de ira, de enfermedad, de insatisfacción, de miedo y
sálvese quien pueda o si es la pieza que se relaciona desde lo que da y es
parte de un mundo de amor real, abundante, cordial, justo para todos y libre de
enfermedad. Ambos mundos coexisten ahora al mismo tiempo. Cada uno decide.
"One love.
One heart.
Let's get together and feel all right." One love Bob Marley
“Nuestras vidas no son nuestras, de la matriz a la tumba estamos ligados a
otros. Con cada crimen y con cada gentileza estamos moldeando el futuro”
“Todos los límites son convenciones esperando ser superadas, puedes
superar cualquier convención si tan solo concibes el hecho de lograrlo. En
estos momentos siento el latido de tu corazón tan claramente como el mío y sé
que la separación es una ilusión. Mi vida se extiende mucho más allá de mis
propias limitaciones.” de la película Cloud Atlas

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