Capítulo X: ¿Qué te falta para ser la persona que quieres ser?
- Puede decirme por donde debo ir para salir de aquí –
preguntó Alicia
- Bueno, eso depende de dónde quiere ir – Respondió el
gato
- Eso poco me importa – Afirmó Alicia desesperada
- Entonces tampoco importa que camino tomes- le respondió
finalmente el gato.
Alicia en el país de las maravillas
Allá lejos y hace tiempo, cuando tenía 6 o 7 años, una noche
de un 5 de enero, mi abuela me dejó esperando en la puerta de un kiosco sobre la
peatonal de Mar del Plata. Por la vidriera pude ver cómo le mostraban una
cajita de la que sacaban una lapicera, que luego envolverían para regalo. A la
mañana siguiente, junto a mis zapatitos de charol y los potes vacíos para los
camellos, el mismo envoltorio, la misma cajita y una lapicera Parker bordó con
el capuchón plateado, mi primera lapicera de pluma... una mezcla de felicidad y
decepción, porque ya quería usarla para las cartas que escribía cuando me iba de vacaciones, pero se me
caía el mundo de pensar que no habían sido los reyes quienes habían traído mi
regalo. Miré por la ventana hacia la playa y algo me decía que no iba a ver las huellas
de los camellos esa mañana. Por algunos años ya no hizo falta escribir cartitas
de navidad. Pero otro 5 de enero, muchos años más tarde, con 24 años y luego de
preparar el mismo ritual del pastito y el agua con mis hijos pequeños, necesité
volver a creer.
Un par de meses atrás
me había mudado de barrio y había caído en la cuenta que había una persona que difícilmente
volvería a ver y antes de dormir, con toda el alma, pedí un milagro a los reyes.
Al día siguiente, esa persona me había mandado un mail para vernos... a pesar
de la emoción que no me cabía en el cuerpo, abrí otro mail de esos que solían
enviarse en cadena y una de las diapositivas decía: "Es increíble todo lo
que no se consigue cuando no se pide" de alguna forma sentí que la magia
me devolvía la ilusión. Desde entonces, todos los años, aunque ya no dejo
pastito, escribo mis cartas.
Según la creencia o el enfoque de cada quien puede deberse a
distintos factores, para los más incrédulos quizá, a la casualidad y en
realidad cuando lo que uno quiere se da, a quien le importa el cómo? De hecho
considero que si deseo algo que hoy no está dentro de mi campo de acción, pensar
el cómo es limitarlo y cuando limitas algo, instantáneamente anulas otras posibilidades,
que no es que no estén ahí, sino que el cerebro no está preparado para verlas. Si algo he podido comprobar es que hay
infinitos caminos para llegar a un mismo lugar y los tiempos son perfectos. Pero
dejarle a Dios/ el Universo, la iniciativa, no significa anular la posibilidad…
El problema es cuando no somos capaces de ver que hay una realidad más allá de
lo que percibimos porque en lugar de caminos, vemos muros, imposibilidades y
nos conformamos con la realidad que nos hicieron creer que tocaba o con la
historia que nosotros mismos nos contamos.
Cuenta una historia de un hombre que se estaba ahogando y era
tan fuerte su fe que creía que Dios iba a venir a salvarlo, aparece un barco y
quiere ayudarlo pero se niega al auxilio porque esperaba que Dios lo rescatase,
aparece otro barco y vuelve a negarse y así mismo igual con un tercero. Finalmente
se ahoga, va al cielo y le pregunta a Dios, porque dejó que se ahogara…
No hace falta ser Dios para saber por qué, a nadie le cuesta
ver cuando el otro hace el idiota. Pero a quien no le pasó alguna vez de darse
cuenta tarde de algo, suponer, negarse a una posibilidad, no pedir, no hablar…
por si acaso nos dicen que no. Y no es difícil de entender que si eso ocurre en
el mundo con los otros, haya tantas personas que no se atrevan siquiera a
esperar algo más de sí mismas. Porque quien en su realidad se niega a si mismo
lo que quiere, es natural que espere afuera encontrarse con un no. Y cuando hablo de negarse o darse, no me
refiero al capricho, o a lo que se puede comprar con dinero, me refiero a
negarse a la vida que uno desea tener, incluso a no ser siquiera capaz de planteársela. En ocasiones he escuchado decir a quienes no creen que la vida puede diseñarse: mientras más
alto vueles más fuerte va a ser el golpe, pero Juan Salvador Gaviota sabía que sobre
todo amaba volar y nunca se arrepintió del precio que debió pagar. “Tanto si
crees que puedes como si crees que no puedes, tienes razón”, así dicen que dijo
Henry Ford. El problema del juego de la vida es que nada es gratis, o pagas el
precio de vivir la vida como peón de ajedrez cuidándole el culo a los que
tienen más libertad en el tablero o te arriesgas a trascender todas las
limitaciones que solo son mentales porque sorpresa!!... no hay tablero. La
única diferencia que hay entre una persona que logra lo que quiere y una que no,
es que las primeras creen que pueden hacerlo y las otras no saben que pueden,
les hicieron creer que no podían, confunden el no saber cómo, con la
imposibilidad. Muchas veces creemos que hacemos todo lo necesario para obtener
un resultado, pero si en cualquier área de la vida los resultados no son los
esperados es porque algo estamos haciendo mal y cuando no podemos cambiar las
acciones, nos encontramos frente al reto de cambiar la mirada que estamos
teniendo frente a esas situaciones y aunque el desafío sea enfrentarse a uno
mismo y a todas las ideas y verdades concebidas hasta entonces, la
transformación bien merece la pena.
Recientemente escuchaba en una conferencia al Dr. Mario Alonso
Puig, cirujano de la Universidad de Harvard y actualmente un gran investigador del
potencial humano, daba una explicación científica sobre de qué manera operan
las sincronicidades. Cómo, nuestro cerebro cuando está en un estado de
motivación se activa de manera tal que es capaz de percibir el cómo de lo que está
queriendo hacer, las oportunidades, muy al contrario de lo que ocurre cuando el
motor que lo mueve es el miedo. En sus
palabras agrega: “La clave no es saber si podemos hacer algo, es dar un paso
adelante aunque no sepamos lo que hacer, porque en el momento en que demos un
paso adelante, lo que podemos hacer, nos será revelado”
En un principio puede que requiera de un salto de fe... Pero muy a pesar de contar con una voz que nos muestra el camino,
de sentir emociones contrarias a lo que nos gustaría, de tener un cuerpo que se
enferma y nos habla cuando no estamos en sintonía con esa voz, suelen ser más
las personas que basan sus acciones en huir del dolor que en la búsqueda del
placer, refiriéndome en este caso, del placer a largo plazo, no a las
gratificaciones instantáneas que son las que susurran al oído “para que vas a
hacer hoy lo que podes hacer mañana”. Son más las personas que destinan recursos a
los laboratorios farmacéuticos que al desarrollo personal. Si de verdad entendiéramos
el funcionamiento de la maquina perfecta que nos dieron para este viaje jamás
se nos ocurriría dudar de nuestras capacidades. Somos una parte perfecta de
toda la creación, una rosa no se cuestiona porque no es amapola, salvo el ser humano,
no hay un solo ser vivo en este planeta que dude sobre quién es y cuál es su
misión en este mundo. Como dijo Albert
Einstein: “Mira profundamente en la naturaleza y entonces comprenderás todo
mejor.” Y decididamente considero que no se equivocaba cuando decía que Dios no
juega a los dados. No tiene mucho sentido pensar, que si todo está tan
perfectamente conectado, adentro y afuera nosotros simplemente hayamos venido a
pagar cuentas y reproducirnos para que alguien las siga pagando después.
Creo que uno de los mayores retos es poder enfrentarse a uno
mismo, si no fuera así no existirían tantas patologías, tantas formas de evadir
la realidad de las que justamente se vale el poder vulnerando nuestras
fortalezas y trabajando sobre nuestras debilidades, para anestesiarnos, para que no pensemos, para
que vivamos en la energía del odio, del miedo y la escases. Pero como en todo
mundo dual, hay una buena noticia y una mala:
La buena noticia: es que la vida puede ser infinitamente
mejor de lo que te imaginás, que la energía del odio, del miedo y la escases están
sólo a unos grados del amor y la abundancia. La diferencia entre ambos polos es
el camino de la ignorancia al conocimiento. Entiéndase el término de "Ignorancia" no como algo despectivo,
sino como la carencia de un saber. Todos sabemos sobre algo y desconocemos la
mayoría de muchas cosas, pero la ignorancia en el Ser y en la verdad de uno
mismo, se paga con una vida llena de carencias, infeliz o como poco,
conformista.
La mala noticia, para una sociedad que en su mayoría
aprendió a hacer el papel de víctima es que diseñar la vida de tus sueños
requiere responsabilidad y compromiso 100%. Durante mucho tiempo me costó
entender que responsabilidad no significa llegar a horario y pagar las cuentas
a tiempo. Responsabilidad, es hacerte cargo de tus emociones, de tus
elecciones, de las consecuencias, de los resultados. Pensaba también que el sistema
y los gobiernos tenían la culpa de la falta de empleo que desde los 90 a esta
parte viene acentuándose cada vez más, es natural haberlo creído cuando vemos
manifestaciones a lo largo y ancho del mundo reclamando porque alguien haga
algo por solucionarnos la vida, pero lo cierto es que así como a principios de
la revolución industrial, los campesinos, gente mucho menos preparada que
nosotros, debieron abandonar los campos y partir a las ciudades a buscar
trabajo en fábricas para sobrevivir, frente
al cambio de paradigma que vivimos hoy o nos adaptamos y somos parte del cambio
o la vida nos lleva puestos y nos deja afuera. Si podemos ver que la tecnología
mejora nuestra vida en muchos aspectos, en lugar de verla como la enemiga que
quita los puestos de trabajo, podemos verla como la posibilidad de
reinventarnos, de pulir nuestro potencial para ofrecer un valor que una máquina,
al menos por ahora, no puede dar. Tenemos la capacidad de hacerlo, tenemos
acceso al conocimiento, algo que aquellos campesinos no tenían. Estamos a un
clic de cualquier cosa que elijamos aprender. Siempre existen dos enfoques
conviviendo al mismo tiempo: hay negocios que cierran, pero también hay muchos
proyectos que se ponen en marcha, hay gente que se empobrece, pero también gente
que se enriquece lícitamente, vale aclararlo… Podemos seguir en piloto
automático asumiendo el papel de víctimas frente al televisor, dándonos la
razón de que todo está mal, que no hay trabajo, que los de afuera tienen la
culpa de la vida que yo no puedo vivir o podemos trabajar en conocernos a
nosotros mismos, explorar nuestros talentos y capacidades y pensar primero que nada,
que nos gustaría hacer si no tuviésemos que ganar dinero, el trabajo se lleva
demasiadas horas de nuestra vida como para hacer algo que no nos gusta, para
trabajar en un lugar que no se acomoda a nuestros valores o con gente que ni
siquiera apreciamos. Descubrir que actividad te llena de energía, que te
apasiona. En todos los campos hay gente que de verdad se llena de luz cuando
habla de lo que sabe y la luz que despliega quien hace lo que fue llamado a
hacer, no se aprende en técnicas de oratoria ni en ningún curso por internet,
es el brillo propio del ser sin condicionamientos. Vale la distinción de hablar
de lo que sabe con la intención de transformar a otros, no de recibir aplausos,
porque el que sabe puede en cierta forma convencer con los argumentos, pero el
que tiene pasión, motiva a pasar a la acción y transforma. Creo que todos somos
capaces de distinguir la pasión de alguien que de verdad está feliz con lo que
hace y la apatía del que te despacha. En
el ámbito más cotidiano la diferencia entre esperar el segundo tiempo o pedirte
un taxi… a que ésta la entendemos todes…
Si no ardes por algo, si nada te sacude hasta el alma, si apenas te
llega el entusiasmo. Vives a medias. Dice en resumidas palabras el psicólogo
Walter Riso… Con un poco de trabajo de autoconocimiento no existe forma de no
encontrar la otra mitad y una vez que lo encontrás, solo hay que pensar que
problema podes solucionar con eso que bien sabes hacer. En un mundo tan crítico
donde se está juzgando permanente como está haciendo las cosas el otro, donde se
opina absolutamente de todos los temas, no me creo que no haya gente sabiendo cómo
hacerlo mejor…
La ineficiencia, el no sé, ni me importa, el “lo atamo con
alambre” personas que deberían de tener la habilidad de solucionarte un problema, pero te
generan dos... situaciones con las que me encontré algo más que reiteradas veces y
que en un principio "me enojaban” por no decir que por suerte no era día de Reyes, porque
he deseado con toda el alma tener una ametralladora en mis manos… situaciones que terminaron por convertirse en una pregunta de investigación: Porque hay tantas personas o
que pierden el ideal que les llevó a elegir un camino o que nunca lo
encontraron. Porque las personas se conforman con un trabajo que no las hace
feliz. Nadie, debería pasar entre 30 y 40 años de su vida trabajando para hacer
feliz solamente al Estado. Curiosamente desde que empecé a investigar en este
tema, cada vez son menos las situaciones donde me veo como Terminator arriba de
la moto, hay mucha gente increíble, con vocación de servicio, que de verdad
hace más de lo que le corresponde y sabe que el agradecimiento es un
sentimiento de ida y vuelta que se multiplica.
Creo que todos tenemos derecho y deberíamos cuestionarnos ¿qué
tipo de sociedad queremos? Pero lo único verdaderamente válido y útil es
preguntarse ¿Qué rol estamos cumpliendo en la sociedad? ¿Qué damos para estar
esperando tanto a cambio? Somos el tipo de persona que querríamos de socio, de
compañero de ruta o de los que justifican sus actitudes detrás del total… si
todos… que cambien los otros…
Estaría bueno individualmente poder responderse a esta
pregunta para poder pasar al siguiente nivel…

Comentarios
Publicar un comentario
¿Estás de acuerdo? Deja tus comentarios, siempre con respeto, para que entre todos construyamos una nueva verdad.