Comunicación parte 2
“El hombre
puede conservar un vestigio de la libertad espiritual, de independencia mental,
incluso en circunstancias de terrible tensión psíquica y física. (…) Al hombre
se le puede arrebatar todo menos una cosa. La última de las libertades humanas.
La actitud de la elección personal ante un conjunto de circunstancias para
decidir su propio destino. El modo en que un hombre acepta su destino y el
sufrimiento que este conlleva, la forma en que carga con su cruz le da muchas
oportunidades para añadir a su vida un sentido más profundo. Puede conservar su
valor, su dignidad, su generosidad, o bien en la dura lucha por la
supervivencia puede olvidar su dignidad humana y ser un poco más que un animal,
tal como nos ha recordado la psicología de un prisionero en un campo de
concentración”
“El hombre en busca de sentido” Viktor
Frankl
Viktor
Frankl fue un psiquiatra austríaco que sobrevivió durante 3 años a los campos
de concentración nazis. No deja de sorprenderme como a pesar de vivir una experiencia
inhumana no consigue perder el atributo humano de encontrar belleza y bondad en
las cosas, incluso cuando se refiere a los guardas. Mientras que en una de las
reflexiones iniciales se pregunta así mismo si el hombre es un producto de su
ambiente, finalmente concluye: “¿Qué es en realidad el hombre? Es el ser que
siempre decide lo que es”
No podría
comparar esta experiencia con nada que haya vivido ni visto de cerca, sin
embargo, en un mundo donde la realidad parece comprenderse a través de opuestos,
me pareció oportuno tomar como ejemplo, la mirada de un hombre, que en circunstancias
extremas se aferra tanto a la vida, cuando en un mundo “relativamente normal” veo
tanta gente sobreviviendo, llevando el día como viene, como si no existiera
otra posibilidad, presos de sus propias creencias y condicionamientos, sufriendo
por lo que se cuentan de la realidad, imposibilitados muchos incluso, de ver, sorprenderse
y expresar la belleza. Sin la mínima capacidad de asumir la responsabilidad de su
vida, mucho menos de tener autocrítica de su comportamiento con el entorno, siempre
condicionados por factores externos, esperando mejores circunstancias o vaya a
saber…
Creo que
todos, indefectiblemente, estamos un poco condicionados por el medio hasta que
despertamos. Algunas veces creí que cambiar, significaba despertar y no necesariamente.
A veces cambiamos por que alguna situación de la vida nos incomoda de tal
manera que nos obliga a movernos, pero luego nos damos vuelta y seguimos
durmiendo. Es algo así, como aprender la teoría, reconocer el error, pero
seguir haciendo lo mismo.
Despertamos cuando somos conscientes de que no
somos las etiquetas que nos definen, sino el ser que es capaz de mirar a través
de ellas y ver su valor aun sin etiquetas. Cuando entendemos que no somos
nuestros pensamientos, sino el narrador omnisciente que sabe lo que el
personaje creado por el medio, piensa y siente y puede cambiarlo. “El ser que
siempre decide lo que es” porque si lo que hicimos hasta hoy nos llenó de
etiquetas, ya sean estas, autoimpuestas o escuchadas, definidas por las
expectativas sociales o el ideal que formamos de nosotros, con un cambio de hábitos,
bastaría para quitarlas. El ser que decide lo que es, es acción en movimiento,
no un producto terminado, lo único que no cambia si seguimos haciendo lo mismo,
son los resultados y es así como seguimos reforzando nuestras creencias, creyendo
que solo somos piezas de un destino escrito.
¿Y cómo lo
averiguamos?, a través del lenguaje. Con ayuda en una terapia o, también podemos
escribir para bajar a tierra las ideas, para hacernos conscientes de la historia
que nos contamos, de las palabras que usamos y de las que no usamos. ¿En qué
difieren las expectativas que tenemos sobre cómo creemos que debe ser la vida? y, ¿cuáles son las supuestas realidades que rompen con esas expectativas?, ¿Cuáles
son nuestros deseos? y ¿cuales las razones por las que no se están cumpliendo?.
Preguntarnos, con la mano en el corazón, ¿qué hacemos para alcanzar lo que
decimos que queremos?. Incluso si lo que hacemos nos lleva hacia algún lado o
nos deja parados en el mismo lugar. ¿qué tipo de información dejamos que entre en nuestro cerebro?
Hace 18 años, durante unos meses, viví sola en el departamento de un amigo que había sido rematado y sabía que en cualquier momento podría ocurrir el desalojo, por lo cual decidí dejar de pagar las facturas. Gas no tenía así que, todos los méritos se los llevaba la electricidad. Una mañana el ventilador dejó de girar y le mandé un mensaje a una amiga: - creo que ya me cortaron la luz. A lo que me preguntó y ahora que vas a hacer. Ir a desayunar afuera, le contesté. Seguido de eso, ella me hizo una pregunta que lo cambió todo: ¿cómo haces para tomarte todo con humor? Y no es que no lo supiera, el humor, el tener una respuesta distinta de la que se espera para todo, no era algo fabricado, siempre fue parte de mi naturaleza. A los 4/5 años, mi abuelo solía decirme, siempre tiene respuesta para todo, zapata, si no la gana la empata. Siempre fui así. Lo que hice con esa pregunta fue hacerme consciente de como el chiste y el doble sentido me cambiaron la vida. Porque darte cuenta que hay otra respuesta implica que todo lo que ves como realidad, no es una visión única, puede ser de otra manera. Va más allá de una situación particular o el significado literal de una palabra, sacar de contexto una frase te da la posibilidad de ponerte como espectador y salir también de la película que te estas creando. Vos estás escribiendo el guion y podes cambiarlo.
Todo se crea primero en la mente, la palabra, el verbo, y luego
el resultado.
Se puede
tener miedo al futuro o tener esperanza en el futuro, ambos son una decisión
mental que dependen de la conversación que tenemos con nosotros mismos. Si nuestro
ruido mental pone foco en lo que no quiere que ocurra o por el contrario visualiza
como quiere verse en el futuro.
El futuro
es incierto, las variables desconocidas y las posibilidades son las mismas. Las
emociones que acompañan a un pensamiento u otro, distintas. Por supuesto que si
uno desconoce lo que quiere para el futuro es bastante difícil visualizarlo y
es más fácil enfocarse en lo que ya sabemos que no queremos. Pero es solo un
ejemplo de que cómo nos sentimos, depende más de lo que pensamos que de lo que
la realidad es. Si nos tomáramos el trabajo de anotar todos los pensamientos que
tenemos en un día, encontraríamos más lucubraciones que realidades. Mas juicios
y creencias sobre como pensamos que deben ser las cosas que como las cosas son.
Y sin mencionar de que manera repercute esto en el cuerpo y en la salud.
Y hoy más
que nunca, puedo decir que casi todos tenemos acceso a otra realidad… y podemos elegir lo que queremos ser.
Solía creer
que me faltaba tiempo y dinero para dedicarme a aprender hasta que entendí que
la forma en que invierto mi tiempo y mi dinero habla más de mis valores que mis
palabras si no las pongo en práctica. Es fundamental que haya coherencia entre
lo que digo que siento y lo que hago. Decir me gustaría que mi vida sea mejor
pero no tengo tiempo o dinero, hoy, es una excusa que nadie debería permitirse.
Las encuestas siguen diciendo que la televisión sigue siendo el medio más elegido entre los argentinos, el celular tiene una aplicación muy útil que te dice el promedio de horas semanales que pasas en cada aplicación. Internet es el mundo cuántico paralelo que te da acceso a lo que quieras, incluso gratis. Y quiero hacer un paréntesis en lo que respecta a la televisión, por que aun hay gente que dice “que es necesario estar informado” y lo dice como orgulloso, sacando pecho. Y la inocencia es lo más lindo de la vida, pero más allá de que no puedo creer como todavía hay tanta gente que cree que lo que dicen en la tele es “información” no entiendo, que cambió en su vida después de mirar un noticiero, por ejemplo…
además
de llenar de mierda su cabeza con algo que está diseñado con esa intención.
Lo más
grave que me pasó en la vida por no estar informada, fue levantarme a trabajar
y enterarme que habían decretado feriado…
Hoy, quien
se va a dormir sin haber aprendido algo nuevo, es porque quiere. Y en cuanto al
dinero, si lleváramos la cuenta de cada uno de los gastos que responden a
gratificaciones instantáneas y superfluas y que no digo que al final de día no
merezcas una cerveza, un chocolate, las facturas del domingo, una pilcha nueva,
la peluquería o las uñas con animalitos, acceso a todas las plataformas de streaming
o cenar un par de veces afuera, lo que digo es que lo que haces con tu dinero y
con tu tiempo habla de tus prioridades.
El me
merezco que nos decimos hoy, no tiene un significado real “de merecimiento” es
la justificación que ponemos por no poder/querer, esperar a recibir una
recompensa mayor en el futuro. La brecha que hay “entre haría esto, pero…”, deja
en descubierto que, en el ideal montado en tu cabeza, vos crees que deberías
hacerlo, pero por alguna razón estás eligiendo otra cosa, esas contradicciones,
aunque parezcan sin importancia son la razón por la cual no tenemos en la vida
lo que queremos. Esa sensación de insatisfacción, en gran parte es culpa por no
cumplir con ese ideal. Para evadirla, buscamos afuera las razones “o los
culpables” del ideal no cumplido. Todo eso se va grabando en nuestro disquito interno
y le damos play varias veces al día. Por eso es tan importante conocerse, saber
que quiere uno realmente, parar el piloto automático y actuar en consecuencia.
Una vez me
preguntaron que pasaba si no lograba eso que quería y la respuesta me pareció
obvia, que viví con esperanza. Es algo así como elegir entre la sensación del
viernes y la del domingo a la tarde. No es real, es mental, pero si no es real... ¿por qué es tan común elegir pensamientos que no nos hacen sentir bien?
La comunicación
más importante es la que tenemos con nosotros mismos, no hay título oficial por
eso a pesar de ser la única comunicación que puede cambiar el mundo de la única
forma posible, de adentro hacia afuera.
Imagino un
mundo perfecto como una orquesta, donde si cada uno afina bien su instrumento y
da lo mejor de sí mismo, el resultado es una melodía armoniosa para todos los
oídos. Pero el mundo se parece más a un montón de músicos donde, “cada uno al
mismo tiempo toca una partitura distinta y si los resultados no son gratos a
sus oídos, la culpa la tiene el director y/o los otros músicos”. Incluso está
lleno de músicos que prefieren tocar más fuerte para ser oídos y sobresalir,
sin importar de qué manera perjudican el resultado final.
No tenemos
el control del resto de los instrumentos, solo podemos escuchar a los demás
para seguir el compás y a nosotros mismos para corregirnos y mejorar. Pero el
resultado final, siempre es la suma de lo que aporta todo el equipo. Y lo
evidente es que no estamos haciendo un buen trabajo.
No esperemos
que el 2023 sea mejor… hagamos algo para que lo sea.
Por un
mundo más justo. Muchas felicidades!

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