COMUNICACIÓN 3 Y DESARROLLO PERSONAL


 

Necesitaba terminar de darle forma a una idea. Sé que no hay nada más frustrante, al menos para los que nos gusta leer, que un título te llevé a un artículo y lo que encuentres no tenga ni remota conexión con lo que estabas esperando y algo sí me pasó, unos días después de releer el mío. Aunque esperar que algo sea de determinada manera, es uno de los grandes baches de la vida humana, lo que transforma un hecho neutro en un problema y trasladado a una conversación, lo que levanta un muro entre dos personas que no pueden entenderse. A veces me da la impresión que, entre perros vecinos, sí saben de lo que están ladrando.

Más allá de los distintos usos que se le pueda dar a la comunicación, me interesa un recorte en particular: el de humano a humano y el de humano consigo mismo, recorte que no se considera lo suficientemente relevante como para la educación oficial, aun siendo este uno de los mayores factores que influyen en el desarrollo de una persona y como esta va a relacionarse con el entorno. Aunque de chica fantasee alguna vez con escribir discursos políticos de campaña, a lo largo de los años he podido comprobar que son palabras vacías que no transforman más que tu intención en voto y la intención que hay detrás de todo lo que hago, es transformar lo que sea en algo mejor, pero de verdad… no para que me voten (al menos no por ahora…)

 y, desde lo más profundo de mi alma, creo que las palabras cambian el mundo: tu mundo, el mío y el que compartimos todos. Y escribirlas, de algún modo, hoy más que nunca, es como intentar sostener el valor de la palabra en tiempos dinámicos donde prevalen las historias de 24 hs por sobre lo permanente, un compromiso con los demás y una práctica de coherencia para conmigo. Aunque digan que no existe el sentido común y haya tantos carriles, a la vida le gusta la coherencia y tiene muchas formas de mostrártelo.

Tengo una creencia que dice que para que una sociedad funcione (a nuestro favor), necesitamos personas sanas, que construyan vínculos sanos, de adentro hacia afuera y de abajo hacia arriba y no al revés. Si creyera que los de arriba pueden hacer algo para que los de abajo evolucionen, vendería sillas para que se sienten a esperar. Pero como las personas sanas no le generan tanto dinero al sistema, como las disfuncionales, que la buena comunicación, siga favoreciendo a las empresas, a la publicidad y a los medios que tanto daño hacen. Que sigan mejorando, los soportes y los canales, aunque cada día entendamos menos de que hablamos y tengamos menos que decir.

“Yo te digo, tú me dices… y así empieza nuestra guerra cotidiana” canta la canción de Arjona. Lo he vivido, lo recuerdo como si fuera ayer, pero pasaron 10 años. Una relación donde el mayor problema no era la discusión, sino que el otro nunca entendiera lo que quería decir. Admiraba su inteligencia, pero en este aspecto, por más que me esforzara en escribir y buscar cuidadosamente y con respeto las palabras, el otro respondía otra cosa que nada tenía que ver con mi planteo y con reacciones desmesuradas que no se ajustaban de ninguna forma a lo que estaba escrito. Al punto que dejó de importarme arreglar un conflicto, estaba obsesionada con que entendiera lo que escribía. Como no funcionó probamos con un segundo nivel, terapia de pareja. Necesitábamos un árbitro para comunicarnos. Si bien como pareja no íbamos a ningún lado, al menos salíamos riéndonos por la cara del terapeuta frente a lo absurdo de nuestras discusiones. No sé quién estaba peor de los dos… más allá de lo anecdótico y lo tóxico de la relación, nunca había vivido algo similar. Podes hacer un planteo y que el otro esté de acuerdo o no, pero de ahí a que no te entienda, para mí, que antes de hacerlo me hago mil preguntas para saber si es justo y lo escribo para que no se vaya a mal interpretar, era inimaginable. Lo único que encontré en internet al respecto me remitía a artículos de psicología, sobre comunicación nada. Y la psicología de estos personajes, aunque nunca lo había vivido dentro de una relación, ya la conocía, tenía claro a qué me estaba exponiendo, pero mi curiosidad por entender al ser humano iba más allá de toda racionalidad y la comunicación que se genera en un espacio de conversación privado, considero es una gran herramienta para indagar en él. ¿Cómo, incluso la psicología no me daba tips al respecto y solo consideraba la idea de huir de la relación? ¿A nadie le importa reparar a estas personas?

 Conclusión del experimento: no lo prueben en sus casas… huyan mientras puedan. Punto para la psicología.

Comunicar es un arte, la habilidad de poder transcribir tu mundo interno de modo que alguien lo lea o te escuche y pueda visualizar lo que tenés adentro trasciende cualquier adjetivo de los que se me vienen a la mente. Para mí es la única forma pura y verdadera de comunicar. Es la comunicación de alma a alma. Todo lo demás es persuasión, psicología. Supongo que solo puede darse de esta forma, de alma a alma, de alma a mente o de alma a ego herido, están en distintos canales, es inviable. Lo he comprobado en otros ámbitos y el problema no está en la comprensión, sino en ese perder – ganar, parte del diálogo interno de la otra persona que no quiere resignar posición o beneficios. Quizá de una forma menos trascendente, pero algo así como cuando vas al super del chino a reclamarle algo y te dice no entendo – no entendo.  Daale…!

Pero si no tengo adjetivos para lo que significa representar en palabras y mostrarle tu mundo a otro, lo que implica escuchar, pero escuchar de verdad, es magia. Porque no importa cuánto digas, ni que tan bien lo digas sino la apertura de quien te escucha. El que sabe escuchar, no necesita que las cosas se digan de determinada manera, sino que entiende el significado especial que hay, en que se hayan dicho de esa forma y no de otra. Entiende la palabra, la emoción detrás de la palabra y los significados del silencio, te lee entero…  así como me he cruzado con alguien que no podía entenderme ni con subtítulos, también me he encontrado con personas que podían terminarme una frase, que podían entender mis metáforas sin tener que explicarlas y hasta de las que saben lo que estoy pensando cuando escucho una frase con doble sentido y esa conexión que parece mágica, porque no es lo habitual, es simplemente el arte de escuchar el universo de significados que representa la otra persona.

Escuchar, no es un acto físico, ni mucho menos del oído, oír es una capacidad biológica, pero escuchar es una capacidad que requiere presencia y la suficiente generosidad de que por un momento dejes de ser vos para poder ver al otro y, el respeto y la humildad para aceptar que estás entrando en un mundo desconocido donde tus significados deben quedar afuera.

Llevo 11 años en este arte, por no decir una vida y puedo asegurar que el acto de generosidad es devuelto con creces, no hay una persona de la que no puedas aprender y que de algún modo no te revele un aspecto de vos mismo. Es como un aprendizaje cuántico, donde solo con el acto de escuchar, asimilas y te transformas. Para ponerle una visión más terrenal, donde además de aprender de tus experiencias, podés aprender de las de otros sin tener que vivirlas.

 ¿Qué es aprender en definitiva? Es poder mirar hacia adentro y ver una capacidad de acción que antes no tenías.

Puede que en una terapia o en una sesión de coaching sea suficiente con que el terapeuta sepa escuchar, pero en una conversación entre dos o más personas, si uno no sabe escuchar, no hay comunicación.

Si bien considero que el arte de escuchar es un acto de generosidad, no quiero decir que el hecho de no hacerlo sea un acto egoísta. La incapacidad de una persona a escuchar, no se da intencionalmente hacia la voz externa, sino que la mayoría de las veces no puede siquiera reconocerse como un observador externo ajeno a su propio diálogo interno, mucho menos ponerlo en silencio para escuchar a un otro. Probablemente, el hablar provoque un alivio momentáneo a su tormento, pero lo cierto es que de los presentes no se llevó nada para enriquecer su mundo, excepto su energía.

Puede que sea otra creencia, pero cuanto más fácil sería la vida para el ser humano, si todas las áreas del conocimiento integraran materia y espíritu. No podemos resolver los problemas del mundo físico como si una persona fuera divisible y pudiera crecer una parte sin la otra. Aunque todavía haya quien relaciona, la energía y lo espiritual con lo esotérico o la espiritualidad con la religión, no hace falta ser un médium con una bola de cristal para saber que estamos bien jodidos, pero todavía podemos estar peor.

si la raíz de los problemas del mundo es el miedo presente en la naturaleza humana, como dije en la primera parte, aún puedo ir más atrás: El origen es la ignorancia, el miedo es la emoción primaria que nace frente a todo lo que desconocemos, aun cuanto no atente contra nuestra supervivencia. Estoy convencida de que todo lo que juzgamos como maldad no es más que ignorancia y la misma solo puede combatirse con conocimiento.

He podido comprobar y me arriesgo a decir que donde parece no haber una respuesta hay una hipótesis mal formulada

Necesitamos resignificar el concepto de ignorancia, de desarrollo y de progreso. Conocer más sobre nuestra propia naturaleza, competencias que nos permitan conectar con el sentido de la vida, con nosotros mismos. Conocernos para cambiar la forma en que nos relacionamos con nuestro entorno, con la comunidad y con el resto del planeta. En una sociedad que condena el no saber, educados en un sistema que te aprueba si conoces todas las respuestas, necesitamos darles más importancia a las preguntas:

 ¿De qué manera intervenimos en el mundo si no sabemos quiénes somos, lo que nos pasa ni a dónde queremos ir? ¿Como pensar el desarrollo de una sociedad con personas rotas, incapaces de escuchar su propia narrativa y entender cómo repercute en su mundo y en el ajeno? Con un potencial y una capacidad que desconocemos, relacionándonos con los otros desde el cerebro primitivo, siempre listo para defensa y ataque. Encasillando conceptos abstractos con significados lógicos. ¿De qué manera pensar la comunicación si cada persona no es capaz de conectar con su propio mundo interno, aceptar sus emociones y exponer su vulnerabilidad? Vulnerabilidad que solo es posible porque compramos un modelo que deja afuera todo lo que no se ajusta a él. Sin modelo cada quien sería lo que es…  

“Como es adentro es afuera”. Si la misma naturaleza nos está mostrando que la perfecta comunicación de cada órgano y cada una de nuestras células es necesaria para un organismo sano, deberíamos entender la comunicación no como un medio para conseguir un fin, sino con un fin en sí mismo.

Red Metamorfosis 

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